Ansiedad, ¿cómo afrontarla y trabajarla?

ELENA LAVESA | PSICOLOGÍA

La ansiedad es una de las principales causas por las que la gente acude a consulta, todos conocemos a alguien que sufre ansiedad, incluso nosotros mismos. Comúnmente se le conoce como un estado de nerviosismo que puede llegar a incapacitarnos, pero es más que eso. Biológicamente, la ansiedad es una respuesta de supervivencia, es decir, nos alerta cuando nos encontramos ante un peligro para ponernos a salvo, por ejemplo; si estamos cruzando una calle y descubrimos que un coche va a pillarnos, nuestra respiración y nuestro corazón se acelerarán, las piernas pueden aflojarse…en general nuestro sistema nervioso se activará. Son respuestas de nuestro cuerpo que nos preparan para ponernos a salvo, por lo tanto la ansiedad cumple una función adaptativa.

Ahora bien, estos síntomas pueden aparecer cuando no hay un peligro real, y toda esa energía no es necesaria y nos hace daño.

Normalmente la ansiedad viene determinada por la previsión del futuro (¿qué pasará…, ¿y si…?…) o la interpretación que hacemos de unos hechos (no voy a superarlo, esto puede conmigo…) y sus síntomas pueden ser muy diversos: presión en el pecho, sudoración, taquicardia, flojedad en extremidades, boca seca, mareos, irritabilidad, pérdidas de memoria, sensación de ahogo… son muy molestos y si no se abordan pueden desembocar en trastornos de ansiedad más severos.

¿Te has visto reflejado con algo de lo anterior? Te cuento como podemos afrontarlo:

  1. Busca la causa que te genera ansiedad y afróntala: siempre hay razones que están provocando y alimentando ese estado; una situación concreta, un pensamiento determinado, incluso una forma de pensar o afrontar la vida. No siempre es fácil encontrar la causa y ponerle solución, puedes pedir ayuda a un profesional para ello. ¡Actúa! En ese estado no puedes avanzar.
  2. No le tengas miedo a la ansiedad. Es importante que entiendas que estos síntomas aunque son muy desagradables, no nos van a matar. Si nos asustan, ganarán poder y cada vez serán más fuertes. Por lo tanto, por muy molestos que sean acéptalos como algo transitorio.
  3. No te examines en todo momento. Normalmente, la gente que tiene ansiedad se analiza constantemente (“parece que hoy tengo más taquicardia, estoy pálida, ahora no me hormiguean las manos, estoy sudando…”) La ansiedad es muy acaparadora, quiere toda nuestra atención y si se la damos ganará protagonismo.
  4. No evites lo que te genera ansiedad. Que no examines tu ansiedad constantemente no quiere decir que la esquives. Si sabes qué te está causando ansiedad y lo evitas, le estaremos dando la razón, le confirmaremos que eso es algo realmente peligroso (ya sea una situación o un pensamiento) y tu nivel de alarma será cada vez más fuerte, incluso puede extenderse a otros ámbitos. Entiendo que es desagradable, pero nadie ha muerto de ansiedad, y necesitas demostrarte que no es tan grave como parece. Tómate tu tiempo y afróntalo. Tú decides cuándo y cómo hacerlo, si la situación te sobrepasa pide ayuda a un profesional. ¡Ánimo!

Mientras trabajamos todo lo anterior, podemos bajar o incluso eliminar nuestros niveles de ansiedad así:

  1. Respiración abdominal: es la respiración en la que solo movemos la barriga (no el pecho), si ponemos las manos sobre ella podemos comprobar que se mueve, sube y baja, y que por lo tanto estamos haciendo la técnica bien. Inspiramos contando hasta 4, paramos unos segundos y expulsamos contando hasta 8 (los tiempos pueden cambiar pero la expulsión tiene que ser el doble de tiempo que la inspiración). Busca un lugar tranquilo, hazla durante unos 5 o 10 minutos y céntrate en las sensaciones, en el movimiento de tu abdomen, al terminar notaras la diferencia.
  2. Ejercicio físicoSeguramente hayas escuchado hasta la saciedad lo bueno que es hacer ejercicio pero si tenemos en cuenta la ansiedad es una de las mejores técnicas para combatirla, ya que el ejercicio físico baja los niveles de cortisol (hormona generada por el estrés y la ansiedad) y aumenta los niveles de endorfinas (hormona de la felicidad y el bienestar), por lo que su eficacia en una práctica regular es más que demostrable. ¡Prueba!
  3. Busca tus momentos de relax. Momentos dedicados a ti y no a tus pensamientos. Una ducha caliente, un momento de sauna o baño turco, sentarte frente al fuego…se ha demostrado que las fuentes de calor ayudan a bajar los niveles de ansiedad aumentando la liberación de serotonina (otra hormona de la felicidad, la calma y el placer). Escuchar música relajante, disfrutar de un masaje, salir a pasear por el campo, practicar yoga o meditación… Encuentra tus momentos y disfrútalos.
  4. Céntrate en el momento presente y dale tregua a tus pensamientosLos pensamientos negativos son muy intrusivos y nos acaparan momentos que son para disfrutar. No serviría de nada si realizamos las actividades anteriores acompañados de esos pensamientos. Una forma de combatirlos es centrándote en las sensaciones que te produce lo que estés haciendo, si estás dándote un baño caliente, pon toda tu atención a la sensación del agua al resbalar por tu cuerpo, al roce de la esponja… si paseamos por el campo, centra tus sentidos en el paisaje, en los sonidos… si disfrutamos de una taza de té, siente su sabor y el calor de la taza entre tus manos…En definitiva, podemos disfrutar de cada cosa que hacemos si centramos nuestra atención en ella y le damos de lado a nuestros pensamientos; ellos ya tendrán su momento.
  5. Rodéate de gente positivaLa red de apoyo es muy importante, por lo tanto envuélvete de personas que sumen y que den la espalda a quejas y victimismos. Y por supuesto, ¡sé tú una de ellas!

En Clínica Bonadea estamos a tu disposición  para cualquier duda que te surja al respecto y por supuesto, para ayudarte a afrontar y superar  tu ansiedad.

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